El Trono de Gracia
Diciembre 5, 2011

 

i estas en tiempo de problemas, gran necesidad o aflicción, cree la gran invitación del Señor de venir con seguridad y denuedo al trono de Dios para el oportuno socorro.

Heb. 4:14  Por tanto,  teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos,  Jesús el Hijo de Dios,  retengamos nuestra profesión.
15  Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades,  sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza,  pero sin pecado.
16  Acerquémonos,  pues,  confiadamente [seguridad, abiertamente, con denuedo, con franqueza] al trono de la gracia,  para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

Confiadamente: G3954  parresía; franqueza, rudeza, publicidad; por impl. seguridad:-públicamente, seguridad, abiertamente, claramente, confiadamente, confianza, conocer, denuedo, franqueza, libertad.

La frase “alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” significa que obtenemos sanidad cuando estamos enfermos, provisión en tiempo de escasez, restauración cuando las cosas se dañan, y favor para las oportunidades.

Pero, ¿cómo puedo venir confiadamente al Trono de Dios por socorro cuando no he sido un buen cristiano?

Observase que no venimos por nuestros meritos y aceptación sino porque tenemos un Sumo Sacerdote, quien declaró bendición y victoria sobre Abraham, y que se compadece de nosotros.

Venimos con denuedo porque venimos a Dios por la sangre de Jesucristo y no por cómo vivimos nuestra vida. Cada vez que venimos a la presencia de Dios no tenemos que tener miedo de ser juzgado por nuestros pecados porque la Sangre de Jesús ha perdonado todo pecado y ha removido toda ira y toda condenación. Dios ni siquiera mira ni una pequeña paja de pecado en nosotros porque sólo ve la Sangre de Su Hijo, derramada para nuestro total perdón y justificación.

Hermano, cuando fallamos y necesitamos misericordia y restauración, la Palabra de Dios nos asegura que encontraremos misericordia cuando vengamos confiadamente a Su Trono.

Misericordia significa que no se nos paga como merecemos, como condenación, maldición, pobreza, enfermedad, rechazo y aún muerte.

Misericordia no es lo único que obtenemos cuando venimos al Trono de Dios sino también Gracia. Gracia significa que obtenemos el favor que no merecemos, como restauración, salud, protección, prosperidad, bendiciones, éxito, gozo, paz, unción y vida abundante.

Así que vengamos con denuedo al Que nos ama incondicionalmente y nos trata siempre según a su propio Hijo Jesús. Vengamos a Aquel que conoce todo de nuestro corazón, de nuestra necesidad y de nuestra situación y que tiene la solución.

Él tiene sabiduría infinitamente mayor que los expertos,  médicos, abogados, economistas y los más honorables que podamos consultar. ¡Vengamos por Misericordia y Gracia para cada necesidad!

Si eres hijo de Dios, todas las bendiciones que registra la Palabra de Dios son tuyas hoy. Cuando la Biblia dice: "La oración del justo es poderosa y eficaz" (Sant. 5:16), no significa que tienes que desear ser justo, ni buscar a un justo para que ore por ti, aunque unirnos con los justos es nuestro deber y bien. Así como Jesús es justo, tú también lo eres. Basados en la Palabra de Dios eso significa que puedes orar y tener la confiada expectativa de que tus oraciones lograran muchísimo. Dios oirá y responderá tus oraciones. La Biblia dice que no recibes porque no pides (San. 4:2) De modo que atrévete y pídele grandes cosas a Dios.

Está es una descripción del justo: "El justo vive confiado como un león" (Prov. 28:1). Eso te describe a ti, amado, amada. No tienes que dejarte intimidar por tus circunstancias. Eres valiente y tienes la audacia para enfrentar a cualquier gigante. Sea, que te enfrentes al gigante de la escasez de dinero, la enfermedad o la depresión, todos son pan comido para ti.

Pero, ¿sabes qué? La mayor valentía que puedes tener cuando te has establecido en justicia es acudir ante Dios, sin miedo ni conciencia del pecado, para recibir su inmerecido favor. Cuando confías en que has recibido justicia por la justicia de Cristo, no tienes que tener miedo de que Dios te persiga para juzgarte o condenarte. Eres libre de ir ante el Señor y reclamar sus promesas para ti, incluso cuando hayas fallado... o mejor dicho, especialmente cuando has fallado.

Dios quiere que nos acerquemos "confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia” que nos ayude en el momento que más la necesitemos (Heb. 4:16). Observa que para el creyente, el trono de Dios no es un trono de juicio. Es un trono de gracia; es un trono del favor inmerecido. Puedes tener el denuedo de creer en el favor de Dios solo cuando estás seguro de tu justicia en Cristo. ¡Bendito sea el Dios de Gracia!

 

                                     En el poder de Su Gracia …
                                                                                 Pastor Johel LaFaurie  
   

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